MANAGUA: ESCENARIO DE TERREMOTOS

«La región de Asososca y Motastepe permanece envuelta todo el día por una nube al parecer, desde lejos, de humo, pero que ya una vez en el sitio en donde se observaba la neblina se nota con sorpresa que no hay tales humo ni neblina. A este fenómeno en verdad raro, puesto que no se observaba antes de la catástrofe, ha dado en llamar la gente el "humo misterioso».

Esta declaración de Luis Cuadra Cea, fue un denominador común, entre muchas anécdotas, posteriores al terremoto en la ciudad de Managua, el día martes 31 de Marzo de 1931. El sismo se registró exactamente a las 10:23 de la mañana y sucedió en las postrimerías de las celebraciones religiosas de semana santa; tomando por sorpresa a una localidad elevada a ciudad en 1846, y declarada Capital en 1852.

Gobernaba en esa época José María Moncada, quien refrendó la emisión de sellos postales para correo ordinario y correo aéreo conmemorativos a este terremoto según Decreto del 30 de diciembre de 1931, publicado en La Gaceta Diario Oficial No. 1 del 04 de enero 1932. Posteriormente se emitieron timbres fiscales que fueron lanzados para recaudar dinero para el esfuerzo de alivio del terremoto y cada par es una imagen de antes y después de los edificios más emblemáticos dañados en el terremoto.

El aluvión del 4 de octubre de 1876, los constantes escenarios bélicos contra los presidentes de Nicaragua entre 1856 y 1910, y los terremotos de marzo del 31, de enero del 68 y el más destructor, el de diciembre de 1972, son parte del perfil de una ciudad que siempre necesita arreglo pero llena de resistencia y de valentía.

«Os grima circular por algunos lugares céntricos de Managua, donde polvo, basura y cuanto Dios creó, lo ponen a uno como nuevo a poco el viento se empeñe en ello». Rubén Darío. 1886